Cuando llegaron todos los niños, los monitores y el chef les pusieron sus respectivos gorritos de cocinero y les prepararon para pasárselo genial, calmando el apetito con un picoteo chino.
Con mucha atención fueron aprendiendo a preparar paso a paso las empanadillas, introduciéndose en la cultura china mientras los monitores les contaban anécdotas e historias que les dejaron alucinados, y sobre todo trabajando en equipo. Además, los niños que no sabían nada de mandarín pudieron ver cómo no es tan difícil entenderse y aprendieron algunas palabras básicas. Los niños se troncharon de risa durante todo el taller y sobre todo, lo pasaron bomba trasteando con los ingredientes y preparando algo que luego iban a comer junto a sus papás.
Durante el tiempo en que las empanadillas estaban cociéndose, nuestros mandarines pudieron aprender a usar los palillos chinos… ¡Un factor fundamental para ser un mandarín más que se les dio estupendamente!.
Mientras los niños estaban en su taller, Lin Ying deleitó a los padres con la espectacular ceremonia del té chino y con un detallazo, regalándoles un libro sobre medicina china. Lo pasaron fenomenal y les acercó mucho más a la siempre interesante e impactante cultura china.
El tiempo pasó volando y cuando las empanadillas estuvieron listas llegó lo mejor: todos juntos las comieron entre risas y, todo hay que decirlo, ¡una gran sorpresa por parte de los papás, que pudieron ver que tienen en casa verdaderos talentos para la cocina!.
Tras el éxito de este taller y muchas peticiones por parte de los padres os decimos que por supuesto repetiremos, y que incorporaremos al programa talleres de cocina china para padres… ¡Eso seguro!
Muchísimas gracias por vuestro entusiasmo y apoyo, sin vosotros nada de lo que hacemos tendría sentido.
¡Gracias!
R.