El yoga es una disciplina psicofísica con la que se alcanzan condiciones de gran bienestar para la mente y el cuerpo. Las posturas o Asanas se inspiran en los elementos de la naturaleza, como pueden ser las plantas, los animales, las formas geométricas, y permiten que quienes la practican puedan estar en sintonía con su propio cuerpo y mente.
Como padres muchas veces no nos damos cuenta que lo que buscan los niños en sus actividades diarias es jugar y divertirse. Ellos son curiosos, inquietos, ansiosos… y con esta práctica pueden canalizar toda esa energía y estrés sobrante, aprendiendo a relajarse y concentrarse mucho mejor. Mientras que también les ayudará a perder sus miedos hacia los demás, reafirmará su autoestima y sobre todo se divertirán.
(Asana de la serpiente, hace que los niños se sientan más seguros frente al mundo exterior)
Por otra parte es una manera de aprender jugando, de saber conectar los dos hemisferios del cerebro, de reconocer y potenciar al máximo sus propias habilidades, generando confianza y seguridad en si mismos.
Uno de los grandes secretos de esta disciplina es la respiración. El niño aprenderá a hacerlo de forma correcta y profunda, a llenar sus pulmones con la nariz, y no con la boca abierta; con el abdomen, y no solo con el tórax. Esta técnica los ayudará a calmar su mente y a respirar mejor en cualquier situación.
Son muchos los beneficios que tiene el Yoga para niños y por ello los clasificaremos en tres grandes bloques:
A nivel emocional: Mejora la autoestima, baja el nivel de estrés y armoniza la personalidad y el carácter. También contribuye a desterrar los miedos nocturnos, el insomnio infantil, la agresividad en situaciones complicadas y a una mayor empatía hacia los problemas de los demás.
( Asana: el gran árbol. Refuerza en el niño el sentido del equilibrio tanto emocional, como físico)
A nivel físico: aumenta la flexibilidad y la coordinación de movimientos, ayudando a tomar conciencia de su propio cuerpo mejorando así, los hábitos posturales, los problemas de columna, espalda… Y también estimulando el sistema circulatorio y respiratorio.
(Postura: la respiración de la ola. Los más pequeños pueden experimentar por si solos el movimiento de su barriga al subir y bajar el cojín)
A nivel intelectual: potencia la atención y la memoria de los más pequeños. Ayuda a mejorar el rendimiento escolar desarrollando la concentración, memoria e imaginación. Aprenden a respetar las diferencias y ser menos competitivos.
(Figura: el gato que eriza el pelo. Esta postura refuerza la columna vertebral, adquiriendo mayor agilidad en movimientos y aumentando la concentración)
Así que si tienes oportunidad de realizar esta práctica, no lo dudes. Será una experiencia estupenda tanto para ti cómo para tu hijo.