Para que un niño adquiera una segunda lengua de forma intuitiva y natural y que logre comunicarse con éxito en esta segunda lengua necesita un mínimo de 16 horas semanales de exposición.
Igual que ocurre con la lengua materna aprender otro idioma es cosa de toda la vida.
La exposición temprana al chino mandarín tiene ventajas para el niño, el sistema de sonidos chinos es muy diferente al de los idiomas europeos así que si el niño desde pequeño empieza a escucharlo tiene más posibilidades más tarde de poder aprenderlo con más facilidad.
El mandarín desarrolla ambos hemisferios del cerebro: Por ser un idioma tonal, ejercita ambos hemisferios del cerebro. El hemisferio izquierdo, se encarga de ordenar e interpretar estructuras lingüísticas, agrupa los sonidos para formar las palabras, y el derecho procesa melodías y tonalidades.
El mandarín ayuda a ser buen matemático. El cálculo forma parte del mandarín por lo que son mejores en matemáticas. Por ejemplo 20 se dice 2 veces 10 y 58 se dice 5 veces 10 más 8.
Esperamos que estos datos os animen a criar a vuestros hijos en el bilingüismo en chino mandarín.