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Por supuesto que solo la posibilidad de hablar en mandarín con fluidez sería suficiente motivo para iniciarse en el aprendizaje del mismo. Por si esto no fuera bastante os dejamos al menos tres motivos por lo que exponer a vuestros hijos al mandarín:

Si desde pequeños nuestros hijos conviven con una cultura tan diferente a la nuestra y lo ven como algo cotidiano esto les dará una apertura mental que les dará, sin duda, una ventaja competitiva a la hora de enfrentarse al mundo laboral.

Además el mandarín desarrolla ambos hemisferios del cerebro: Por ser un idioma tonal, ejercita ambos hemisferios del cerebro. El hemisferio izquierdo, se encarga de ordenar e interpretar estructuras lingüísticas, agrupa los sonidos para formar las palabras, y el derecho procesa melodías y tonalidades.

El mandarín ayuda a ser buen matemático. El cálculo forma parte del mandarín por lo que son mejores en matemáticas. Por ejemplo 20 se dice 2 veces 10 y 58 se dice 5 veces 10 más 8.

¿Os parecen pocos motivos para que vuestros pequeños aprendan chino mandarín?